Te digo que no estoy mal solo estoy descansando en esta
cama. Y lo que hay en mis ojos no son lagrimas solo me sudan los ojos.
Cuando te pregunto si hay algún motivo para vivir no es
porque haya perdido el mío.
Mi alma aunque no este aquí no ha desaparecido porque la
percibí contigo el día en que te marchaste de mi lado.
Ahora deseo vagar en este profundo bosque oscuro con la
esperanza de algún día vuelvas a mí.
Mi cuerpo vacío kilómetros y kilómetros andará, pero por
mucho que ande nunca podrá escapar del demonio de los dolores de mi corazón que
marchitando va toda flor que un día en mí pudo florecer.